Supongo que ya os habéis dado cuenta de lo que nos gusta aplicar en casa la filosofía Montessori.
Deciros que no soy ninguna experta, leo muchísimo, cojo ideas y las adapto como puedo con lo que tenemos en casa.
Lo que más me ha impactado desde que entendí la esencia de la pedagogía Montessori es lo poco que tenía adaptada la habitación de mi hijo a mi hijo…
¿Qué incongruencia verdad?
Nos pasamos parte del embarazo preparando una habitación preciosa, de cuento, pero que no le aporta nada realmente a nuestro pequeño.
Si es cierto que un cambiador, una cómoda, un armario,… Son cosas necesarias, pero cuando me decidí a adaptar la habitación para que Tití lo tuviese todo a su alcance me di cuenta de la cantidad de cosas que había almacenado en esa preciosa habitación de bebé que realmente a él no le servirían para nada.
Portafotos de plata, cajitas, adornos, una butaca para mamá, la cuna y otras muchas cosas que ya ni recuerdo.
Lo primero que hice fue sentarme en el suelo de la habitación para verlo todo desde la perspectiva de Tití, hacer bocetos de lo que podría ser más cómodo para él y finalmente quedó así:
Una vez vacía la habitación de cosas innecesarias dejé las estanterías que ya teníamos para almacenar juguetes. Estas son de Ikea, las podéis encontrar aquí.
Las preciosas cestas de las baldas inferiores pasaron de estar llenas de cosas al azar a tener un orden: 1) Peluches, 2) Juguetes rígidos, 3) Música (mi preferido) y 4) Pelotas.
Cambié mi butaca por una zona de lectura y arte.
Pusimos un escritorio pequeño, unos espejos en la pared, una balda para los cuentos (todo de Ikea: escritorio, espejos y balda) y al Sr. Oso que hace las veces de cojín gigante. Se pasa un buen rato echado sobre él mientras lee.
Aprovechamos esta esquina para colocar fotos de la familia y sus amigos. Le encanta pararse a mirarlas y decir el nombre de cada uno.
Y más arriba las paredes pasan a ser una gran exposición de sus obras de arte. Le gusta mucho verlas y me cuenta lo que ha pintado en cada una.
El espejo es algo genial y os lo recomiendo, si no podéis tenerlo en su habitación pues en otro sitio de la casa. Tití ríe, salta, baila, canta, hace piruetas y hasta se busca el ombligo delante del espejo: ¡Se está conociendo a sí mismo!
Al otro lado de la habitación Tití tiene su casita para múltiples usos: Casa, castillo, cueva,… Esta es muy económica y es de Ikea.
Y por último la cama.
Como debe primar la independencia del pequeño, decidimos buscar una cama pequeñita con las patas cortas. Es cierto que las camas a ras de suelo son muy buena opción para empezar, pero Tití andaba (corría) y se subía y bajaba del sofá sin problemas con 1 año, así que nos decantamos por este modelo de Ikea, me gustaba que tuviese cabecero y piecero acolchado, pero estaba descatalogado. Por fortuna la encontramos de segunda mano y así sólo tuvimos que comprar el colchón.
Me encanta darle una segunda vida a un mueble y que Tití aprenda desde pequeñito a reciclar con una pieza tan importante en su habitación.
Ya sólo me queda enseñaros el único recuerdo que me queda de la preciosa habitación de bebé que decoramos con tanto mimo durante el embarazo, me supuso un gran esfuerzo pintar este mural con la barrigota que tenía con 6 meses pero ver lo que le gusta ha merecido la pena 100%:
Espero que os guste lo que habéis visto y os sirva de inspiración.
Un saludo a los papás y mamás que me leéis y para vosotros Titís ¡muchos besos!